Una de las principales atracciones turísticas de la isla de Langkawi en Malasia es el llamado Cable Car, un sistema de cabinas que te transportan, suspendidas por un cable, hasta una plataforma construida en lo alto de las montaña de Langkawi.
Desde lo alto se puede contemplar unas impresionantes vistas de la isla de Langkawi, de los islotes que la rodean y de la inmensidad del mar. También, según la publicidad del Cable Car, desde su plataforma se puede disfrutar de la puesta de sol más bonita del mundo, es más existe una placa en el mirador del Cable Car indicando desde donde se puede visualizar la puesta de sol.
Aunque las vistas desde el alto del Cable Car son espectaculares, como experiencia creo que es más espectacular e inolvidable la experiencia de subir hasta el mirador en las cabinas suspendidas por un cable.
Fue la primera excursión que hicimos nada más poner pies en la isla de Langkawi. Tras registrarnos en nuestro hotel y acercarnos a Pantai Celang a comprar agua y crema de protección solar, tomamos un taxi en la parada situada delante de nuestro hotel.
El precio del viaje en taxi está cerrado, es decir no se negocia, ya que un cartel en la misma parada indica los precios hasta los principales destinos. En nuestro caso, desde la puerta del hotel hasta la entrada del Cable Car el precio era de unos 20RM por trayecto, 40RM ida y vuelta, eso sí, cerramos con el conductor que nos esperara durante nuestra visita al Cable Car por otros 20RM, algo innecesario pues en el mismo Cable Car hay bastantes taxis ofreciéndose a llevarte.
El traslado desde la zona de Pantai Cenang hasta el Cable Car dura como unos 40 minutos, por carreteras en buen estado, aunque algo estrechas en algunos tramos y con bastantes curvas.

Subida en el Cable Car:
Al llegar al recinto del Cable Car aprovechamos para comer algo, eran las 12 del mediodía y no habíamos comido nada, así que nos acercamos a un pequeño Hawker que existe en el mismo recinto y donde en 4 mostradores puedes pedir comidas de una extensa carta por muy poco dinero. Pedimos unos 3 platos más agua por unos 10RM.
En el mismo recinto encuentras a personajes con serpientes y lagartos ofreciéndoselos a los turistas para sus fotos por unos poco RM, además, tienes los servicios y aseos, bastantes limpios y un par de tiendas de souvenir.
El edificio central es la terminal de salida del Cable Car, al que está prohibido subir cualquier tipo de bebida o comida que debe ser dejada en unas taquillas antes de acceder a la cabina. Los ticket se compran en las taquillas situadas en el acceso a las cabinas y como advertencia os aviso de que no aceptan tarjetas, solo efectivo, o al menos cuando nosotros fuimos.
Como os he dicho, para mi lo verdaderamente alucinante del Cable Car es la subida en cabinas suspendidas por un cable. La subida consta de dos tramos, aunque no hay parada intermedia. Una primera hasta la mitad de recorrido aproximadamente, por donde se pasa por una terminal intermedia. Este primer recorrido es suave, con una elevación poco pronunciada pero que permite una visión de los alrededores del Cable Car bastante bonita.

Es a partir del punto intermedio cuando empieza la verdadera ascensión. En este segundo tramo, la inclinación del cable aumenta y la percepción de que estás subiendo en una cabina suspendida de un cable se atenúa. El ruido y el vaivén de la cabina te hace sentir una sensación de pánico contenido en el interior. Las vistas en este punto son alucinantes, miras y ves como tienes toda la isla a tus pies. Hay que decir que en ningún momento la cabina se inclina y siempre mantiene la horizontalidad. El último tramo antes de llegar a la cumbre es el más alucinante de todos, es el tramo donde puedes ver en el horizonte el otro tramo de Cable Car con las cabinas que bajan de la cumbre con el mar y los islotes de fondo.

Una vez en la cumbre, llegas a una terminal de llegada con un pequeño mirador y un bar en la zona superior, pero el verdadero mirador está escaleras abajo.
Escupidas en la roca y entre la maleza se abre una estrechan y angosta escalera que te lleva hasta la plataforma principal. Es conveniente llevar calzado cómodo y deportivo pues, aunque la bajada no es muy difícil, la subida de todo el tramo, unido al calor y la humedad se hace difícil y no es raro ver turistas en los recovecos de la escalera descansando y tomando aire.
La plataforma inferior tiene forma de media luna y permite tener una visión de 360º desde las alturas de toda la isla. Las vistas son espectaculares y nunca está de más el estar un rato sentado contemplando las vista y descansando. Por cierto, no olvides la protección solar, en la pasarela no hay sombra alguna y a ciertas horas el sol es insoportable.

Tras una hora y media en el mirador del cable car, pusimos rumbo al descenso. Primero el esfuerzo para subir por las escaleras estrechas hasta la primera pasarela, después a disfrutar del descenso en la cabina, igual de espectacular que el ascenso y una vez vivos en tierra, para buscar a nuestro taxista que nos estaba esperando para llevarnos hasta nuestro hotel.

Como os digo, el subir al Cable Car es una experiencia por la subida en si más que por las vistas, aunque estas también son espectaculares, lo más impactante es subir en una cabina suspendida de un cable.